Living in the Amazon is a constant responsibility. Everything here is reduced to the preservation, sustainability and protection of the ecosystem, something that does not seem exaggerated to me, because we are standing in the heart of the planet. Fortunately, today, a total of 20,000 hectares of the Bolivian Amazon are protected thanks to the creation of the “Aquicuana Natural Reserve”, a project between local authorities and organizations such as Sustainable Bolivia and Fundación Amazonía that took about two decades to carry out.
In this Sanctuary of Nature live two communities, descendants of the original Tacana people: the Warnes and San José. After hearing about them I decided to visit the first community and after a 30 minute motorcycle ride from Riberalta I arrived. One of the things that caught my attention was a restaurant built so that they can improve their income, a mix between modernity and the rescue of traditions.
They usually call it “La Cabaña”, but the big board that welcomes me says much more than that: “Cuatro Almendros Ecotourism Center”. This space was inaugurated three months ago and has the potential to receive tourists with all their equipment, I even saw a bicycle with a blender attached as a tool to prepare the soft drinks without using electricity.
The structure is also eco-friendly because it was built with traditional community techniques. For example, the structural pillars are made with the wood of the tree native to the area, massaranduba and the roof was made with 2,500 palm leaves of the motacú, making it a cool place to shelter from the Amazonian heat.
Community
Currently the Warnes are made up of about 84 families that live inside the reserve, amounting to about 500 inhabitants. These people live mainly from the collection of nuts for Brazilian industries in the area, in addition to livestock and agriculture. The women also sold juices and sandwiches on the side of the road for the truckers who travel daily on the Beni-Pando route.
It is precisely they who left their kiosks and moved to “La Cabaña”, where they offer their products under the shade and take turns with their families to be in charge of the kitchen or the menu of the day. That is the main objective of this space, improve the economic development of the community and support future projects with this new income stream.
The menu
During my time in “La Cabaña” I met Eny Gómez, the woman in charge of the kitchen that day. She told me that the restaurant is open seven days a week and that it has provided a positive change in their lives. And although there are not many tourists in the area yet, it does recognize the construction of this space as a great step towards the future.
The menu that visitors can find is varied and very economical. From fish such as palometa and paco, chicken stew, mountain meats and majadito de charque/ chicken to only 10 Bolivianos, as well as a sandwich only 5 Bolivianos, in addition to soft drinks.
Construction of La Cabaña
One of the things that most attracts the attention of this restaurant was its construction in just five days thanks to the support of foreign volunteers and the inhabitants of the community. According to the president of the Warnes community, Isaías Álvarez Roca, the longest process was to gather the raw material in the Amazon: “About six months before we had to cut the wood because it had to be dry at the time of installation. The same with the leaves of palm trees, because we had to do the process of cutting, scratching and drying before. ”
It is important to note that the community can harvest a certain number of trees per year to maintain a sustainable production in this reserve, which they respected for the manufacture of the restaurant. Another interesting point is that the process was recorded by an international program called “The Fixers” so when it is published we will show them.
Future
“La Cabaña” is the first step to change the face of the economy of this community, but President Isaias criticizes the lack of support from the municipal authorities to encourage a specific tourism project: “We need the most powerful so that we can show the reserve and our natural wealth to those who visit us. The Cabaña is a first step, but we lack tourists.
“La Cabaña” Eco- Amigable del Amazonas
Vivir en el Amazonas es una responsabilidad constante. Aquí todo se reduce a la preservación, sostenibilidad y protección del ecosistema, algo que no me parece una exageración, pues estamos parados en el corazón del planeta. Afortunadamente hoy, un total de 20 mil hectáreas del amazonas boliviano están protegidas gracias a la creación de la “Reserva Natural Aquicuana”, un proyecto entre autoridades locales y organizaciones como Bolivia Sostenible y Fundación Amazonía que tardó unas dos décadas en concretarse en su totalidad.
En este Santuario de la Naturaleza también viven dos comunidades descendientes del pueblo originario Tacana: los Warnes y San José. Tras oír hablar de ellos decidí visitar a la primera comunidad y después de 30 minutos en moto desde Riberalta llegué al lugar. Una de las cosas que más me llamó la atención fue un restaurante construido para que ellos pueden mejorar sus ingresos económicos, una mezcla entre lo moderno y el rescate de sus tradiciones.
Usualmente le llaman “La Cabaña”, pero el gran letrero que me da la bienvenida dice mucho más que eso: “Centro Ecoturístico Cuatro Almendros”. Este espacio fue inaugurado hace tres meses y tiene potencial para recibir a turistas con todo su equipamiento, incluso vi una bici-juguera para preparar los refrescos sin usar electricidad.
El lugar también es eco-amigable pues fue construido con técnicas tradicionales de la comunidad. Por ejemplo, los pilares estructurales están hechos con la madera del árbol nativo del área, massaranduba y el techo se hizo con 2.500 hojas de palmera del motacú, convirtiéndolo en un lugar fresco para resguardarse del calor amazónico.
La Comunidad
Actualmente los Warnes son unas 84 familias que viven al interior de la reserva, sumando unos 500 habitantes. Estas personas viven principalmente de la recolección de nueces para las industrias brasileñas de la zona, además de la ganadería y la agricultura. Las mujeres también vendían jugos y sándwichs a un costado del camino para los camioneros que transitan a diario por la ruta Beni-Pando.
Son justamente ellas las que ahora dejaron sus quioscos y se trasladaron a “La Cabaña”, donde ofrecen sus productos bajo la sombra y se turnan con sus familias para estar a cargo de la cocina o el menú del día. Ese es el principal objetivo de este espacio, mejorar el desarrollo económico de la comunidad y apoyar proyectos a futuro con este nuevo flujo de ingresos.
El Menú
En mi paso por “La Cabaña” conocí a Eny Gómez, la mujer a cargo de la cocina ese día. Me contó que el restaurante abre los siete días de la semana y que ha significado un cambio positivo en sus vidas. Y aunque no llegan muchos turistas por la zona todavía, sí reconoce la construcción de este espacio como un gran paso hacia el futuro.
El menú que pueden encontrar los visitantes es variado y muy económico. Desde pescado como la palometa y el pacú, guiso de pollo, carnes del monte y majadito de charque/pollo a sólo 10 Bolivianos, como también sandwich a sólo 5 Bs, además de refrescos.
Construcción de La Cabaña
Una de las cosas que más llama la atención de este restaurante fue su construcción en sólo cinco días gracias al apoyo de voluntarios extranjeros y los habitantes de la comunidad. Según el presidente de la comunidad Warnes, Isaías Álvarez Roca, el proceso más largo fue reunir la materia prima en el amazonas: “Unos seis meses antes tuvimos que cortar la madera porque tenía que estar seca al momento de instalarla. Lo mismo con las hojas de palmeras, porque teníamos que hacer el proceso del corte, rayado y secado antes”.
Es importante destacar que la comunidad puede cosechar un número determinado de árboles por año para mantener una producción sostenible en esta reserva, la cual respetaron para la fabricación del restaurante. Otro punto interesante es que el proceso fue grabado por un programa internacional llamado “The Fixers” así que cuando sea publicado se los mostraremos.
Futuro
“La Cabaña” es el primer paso para cambiar la cara de la economía de esta comunidad, sin embargo el presidente Isaías critica la falta de apoyo de las autoridades municipales para incentivar un proyecto turístico concreto: “Necesitamos al más potente para que nosotros podamos mostrar la reserva y nuestra riqueza natural a quienes nos visiten. La Cabaña es un primer paso, pero nos faltan turistas”.
La Cabaña, un alliage de modernité et de tradition amazonienne
Vivre dans la forêt amazonienne est une responsabilité constante. Tout, ici, est lié au renouvelable, à la préservation et à la protection de l’écosystème. On pourrait croire que c‘est exagéré, je vous rappelle que nous vivons sur les poumons de la planète. Heureusement, aujourd’hui, ce sont 20 000 hectares de la forêt amazonienne de Bolivie qui sont protégés par la création de la « Réserve Naturelle d’Aquicuana ». Un projet conjoint des autorités locales et des organisations comme Sustainable Bolivia et Fundación Amazonía qui aura nécessité vingt ans de labeur.
Dans ce sanctuaire de la nature vivent deux communautés, descendants du peuple Tacana : les Warnes et San José. Après avoir entendu parler d’eux, j’ai décidé de rencontrer la première communauté et après 30 minutes de trajet depuis Riberalta, je suis arrivée. Une des choses qui a attiré mon attention est le restaurant. Ce dernier a été construit afin d’améliorer leurs revenus, par un savant mélange de modernité et de techniques traditionnelles.
“La Cabaña”, comme on l’appelle généralement, est introduite par un grand panneau qui en dit bien plus : ” Le Centre écotouristique Cuatro Almendros”. Cet espace a été inauguré il y a trois mois et peut accueillir les touristes avec tout leur équipement. J’ai même pu y découvrir un vélo avec un mélangeur intégré pour préparer les boissons gazeuses sans utiliser d’électricité.
La construction est également respectueuse de l’environnement, car elle a été construite à l’aide de techniques traditionnelles de la communauté. Par exemple, les piliers porteurs sont fabriqués avec le bois d’un arbre de la région, Massaranduba, et le toit a été fabriqué avec 2 500 feuilles de palmier du Motacú, ce qui en fait un endroit frais pour s’abriter de la chaleur amazonienne.
La Communauté
Actuellement, la communauté Warnes est constituée de 84 familles vivant dans la réserve, pour environ 500 habitants. Ces personnes vivent principalement de la cueillette de noix pour les industries brésiliennes de la région, en plus de l’élevage et de l’agriculture. Les femmes vendaient également des jus de fruits et des sandwichs sur le bord de la route aux camionneurs qui empruntent quotidiennement la route Beni-Pando.
Ce sont d’ailleurs elles qui ont quitté leurs kiosques et se sont installées à “La Cabaña”, où elles offrent leurs produits à l’ombre et se relaient pour s’occuper de la cuisine avec leur famille. L’objectif principal de cet espace est d’améliorer le développement économique de la communauté et financer de nouveaux projets avec ces revenus.
Le menu
Durant mon séjour à “La Cabaña”, j’ai rencontré Eny Gómez, la responsable de la cuisine ce jour-là. Elle m’a dit que le restaurant est ouvert sept jours sur sept et qu’il leur a beaucoup apporté. Et bien qu’il n’y ait pas encore beaucoup de touristes dans la région, elle reconnaît que la construction de cet espace est une grande avancée.
Le menu est varié et très économique. Des poissons comme la palometa et le paco, le ragoût de poulet, les viandes de montagne et le majadito de charque (poulet) à seulement 10 Bolivianos, ainsi qu’un sandwich à seulement 5 Bolivianos, en plus des boissons sans alcool.
La construction de La Cabaña
L’une des choses qui a le plus attiré mon attention à propos de ce restaurant a été sa construction en cinq jours seulement grâce au soutien de volontaires étrangers et des habitants de la communauté. Selon le président de la communauté Warnes, Isaías Álvarez Roca, le processus le plus long a consisté à rassembler les matières premières en Amazonie: “Environ six mois avant, nous devions couper le bois car il devait être sec au moment de l’installation. De même pour les feuilles de palmier, car nous devions auparavant couper, gratter et sécher. ”
Il est important de noter que la communauté ne peut couper qu’un certain nombre d’arbres par an pour maintenir une production durable dans cette réserve, ce qu’elle est parvenue à respecter pour la fabrication du restaurant. Un autre point intéressant est que le processus a été entièrement filmé par un programme international appelé “The Fixers”. Une fois publié, nous le partagerons.
Le futur
“La Cabaña” est la première étape pour changer le visage de l’économie de cette communauté, mais le président Isaias critique le manque de soutien des autorités locales pour encourager le tourisme: “Nous avons besoin d’eux pour faire connaitre la réserve et notre richesse naturelle à ceux qui nous viennent. La Cabaña est un premier pas, mais il manque les touristes.
Fernanda Carrera Pérez